Volver al Agua: Mi Historia
de Surf y Renacimiento



Desde que tengo memoria, el mar ha sido mi lugar. Nací con el salitre en la piel y el Mar como una extensión de mi alma. Surfeo desde niño, y cada ola ha sido una maestra: de paciencia, de humildad, de libertad. Pero el 20 de junio del 2006, mi vida cambió radicalmente.
Ese día, sufrí un intento de asalto en el que fui herido por dos disparos. Las balas me provocaron una lesión medular que resultó en una paraplejía. A partir de ahí, todo lo que conocía se detuvo. Pasé de correr hacia el mar, a aprender a vivir desde una silla de ruedas.
Podría contarles del dolor físico, de los momentos de frustración o del miedo al cambio… pero lo que realmente marcó mi vida no fue la lesión, sino todo lo que vino después.
Durante los meses de recuperación, encontré en la natación una herramienta vital. El agua, de nuevo, me dio vida. Me ayudó a fortalecer mi cuerpo, mi mente y mi espíritu. Ese proceso de sanación fue tan profundo que, apenas un año después, en 2007, fui
convocado al equipo paralímpico de Costa Rica para competir en los Juegos Parapanamericanos de Río de Janeiro.
Estar ahí, rodeado de atletas de altísimo nivel, fue una chispa que encendió algo muy profundo en mí. Verlos entrenar, luchar y disfrutar me recordó lo que yo más amaba en esta vida: surfear.


Así volví al mar.
Inicié en la modalidad prone, surfeando acostado, y redescubrí la conexión con las olas. Pero fue en 2016 cuando mi historia dio un nuevo giro: tuve la oportunidad de representar a Costa Rica en el primer equipo de surf adaptado que participó en el Mundial ISA en La Jolla, California. Fue ahí donde conocí el waveski, una tabla con asiento y remo, que me permitió surfear con mayor control, potencia y estilo. Me enamoré de ese nuevo lenguaje con el océano, y cambió por completo mi forma de surfear.
Desde entonces, no solo he seguido en el agua, sino que he compartido esta pasión con muchas otras personas. He acompañado a niños, jóvenes y adultos a sentir el placer de estar en el mar, surfear una ola y descubrir que los límites son muchas veces mentales, no físicos.
También tuve el honor de ser el primer presidente de la Asociación de Surf Adaptado de Costa Rica. Desde ahí trabajamos por un movimiento que une deporte, recreación, inclusión y comunidad. Y sí, hemos crecido. Y sí, seguiremos creciendo, porque el surf adaptado es mucho más que una disciplina: es una forma de vida.
Cada vez que entro al mar, recuerdo que no importa cuántas veces caigas, sino cuántas veces te vuelves a levantar (o remar). El océano no juzga. Solo te invita. Y yo, cada día, acepto esa invitación con gratitud.
Gracias por leerme. Gracias por estar.
Nos vemos en la próxima ola
— Juan Manuel
Nota: Extracto del libro Mochileando Sobre Ruedas